Este neuropéptido, que actúa en el cerebro y en el cuerpo, es la manifestación bioquímica de la intimidad emocional y sexual; por lo tanto, no es extraño que sea considerado por algunos como una especie de elixir.
Hasta hace unos años se creía que la oxitocina sólo se generaba durante el sexo y durante el parto, ya que en estos momentos las descargas de la 'hormona del amor' son muy poderosas. Hoy se sabe que de manera más sutil se puede generar diariamente en actividades que promueven los lazos sociales.
Los momentos más felices de la vida suelen estar inundados de oxitocina y en su repetición consolidan una vida saludable. La oxitocina, se ha descubierto en estudios, reduce la acción del cortisol, la 'hormona del estrés'. Sabemos actualmente que el estrés sostenido es el gran enemigo moderno de la salud.
Además del tacto unido al amor, presente en las relaciones íntimas y el contacto con los hijos, la oxitocina se segrega en presencia de amigos y en actividades cooperativas de equipo. Simplemente compartir un secreto con alguien hace subir los niveles de la hormona. Lo mismo ocurre con el contagio de sonrisas y miradas entre gente con empatía mutua.
(Por cierto, ya pequeñas dosis de alcohol también aumentan la secreción de oxitocina.)
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CTC