Una encuesta reciente encontró que solo el 23% de la población mundial afirma que se puede confiar en la mayoría de la gente, mientas que cerca del 75% piensa que no. Este es un hecho trágico y casi divertido a la vez, porque lo que las personas están diciendo implícitamente es que no se puede confiar en ellas mismas.
Sin embargo, se ha comprobado que en las sociedades donde impera la confianza resulta más fácil emprender grandes proyectos, negocios o iniciativas, y sus miembros son más felices y optimistas. En las comunidades en las que abunda esta percepción es más fácil que los ciudadanos paguen sus impuestos y cumplan en mayor grado con sus obligaciones ciudadanas, lo cual revierte al final en beneficio de todos. Pero también hay ganancias individuales. La gente que confía más en los otros tiende a ser más feliz, más alegre, más optimista.
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CTC