Es algo que practican los bebés desde que nacen pero la utilidad del llanto va más allá.
Lloramos de tristeza, ira, felicidad; lloramos de emoción estética... El llanto descarga tensiones y libera opiáceos endógenos, lo cual nos tranquiliza. Ver llorar a otra persona nos hace sentirnos más cercanos a ella y nos impulsa a cuidarla. Así que, si sientes que lo necesitas y eres de los que creen que hay que aguantarse, no lo dudes: ¡llora!
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CTC